Santiago es oftalmólogo y ayuda a las personas de pueblos que no tienen acceso a la salud pública

Junto con un grupo de especialistas, recorre lugares poco transitables donde les facilita atención médica la gente que lo necesita.

Once años atrás un grupo de oftalmólogos, ópticos y voluntarios, comenzó a gestar un sueño, un ideal de hacer del mundo un lugar un poquito mejor. Y emprendieron la marcha haciendo lo que mejor saben: ayudar a la gente con los problemas que puedan tener en la vista. El lugar elegido fue la Línea Sur, quizás por su gente, quizás por su realidad social, quizás porque siempre guarda ese tinte de nostalgia que en muchos casos, genera solidaridad.

Así surgió Cien caminos, una agrupación voluntaria y solidaria, que con sus propios medios y sin aportes gubernamentales, emprende cada dos o tres meses, una salida a algún paraje patagónico. Aún hoy, once años después de haber comenzado este proyecto, los voluntarios se sorprenden con la alegría que los reciben los pobladores, muchas veces olvidados por el Estado y la sociedad misma.

 

Los caminos de la solidaridad

Telediario Federal

LA HISTORIA DEL DÍA . BARILOCHE

Un grupo de oftalmólogos hace más de 12 años que hace campañas rurales en la zona oeste de la provincia de rio negro visitando parajes con equipos de atención y diagnóstico, provisión de anteojos gratuitos y coordinación de cirugías. Se trata de Cien Caminos . Hablamos con Santiago González Virgili, uno de los miembros del equipo. ¡Mirá la nota completa!

 

 

Recorriendo caminos solidarios por la Línea Sur: Clemente Onelli

ANB Bariloche . 4 de junio de 2017

Un grupo de oftalmólogos recorre parajes para ayudar a la población de un sector rionegrino que muchas veces, padece el olvido. ANB estuvo presente en el último de los viajes realizados.

Por Claudia Olate

La ruta 23 se abre camino cuando todavía es de noche. Hace frío y en la estepa, esto se recrudece. Clemente Onelli es el destino, uno de los Cien caminos que un viernes de junio, un grupo de oftalmólogos se decidió a recorrer para llevar ayuda a algunos rincones que padecen el olvido como al frío mismo.

Está a solo 150 kilómetros de Bariloche, pero recién se hizo famoso cuando la empresa Telefónica decidió hacer una publicidad en el paraje. Además en el invierno de 2000 se registró la temperatura más baja del país y con 22 grados bajo cero, los habitantes del pueblo pasaron a ser noticia nacional.

Pero además de estos hechos, Clemente Onelli suele pasar desapercibido. La población cada vez merma más, y esto se debe fundamentalmente a que la fuente laboral no crece, ni se multiplica sino, todo lo contrario.

La escuela sirvió de consultorio improvisado. (Foto: Claudia Olate)

Allá llegaron los integrantes de Cien Caminos, una iniciativa solidaria que nació hace 12 años, cuando el oftalmólogo Santiago González Virgili decidió salir a atender a la gente que quizás no podía llegar a la ciudad a realizar una consulta médica.

“El momento en que le sacás la venda a alguien a quien operaste y vuelve a ver después de mucho tiempo, es increíble, impagable”, sintetiza mientras conduce con un rumbo fijo y de fondo el cielo comienza a aclarar, dándole un aspecto todavía más “poético” a la iniciativa.

“Este debe ser uno de los viajes más organizados”, dice Javier sin dudar mientras mira a través de la ventanilla y piensa en cómo se verá el paisaje cuando el asfalto esté terminado, si esto traerá más trabajo y vida a la zona o si por el contrario, colaborará con el éxodo rural que se vive desde hace unos años.

Alrededor de 90 personas fueron atendidas por los oftalmólogos. (Foto: Claudia Olate)

Un cartel en la entrada del pueblo avisa que allí está Clemente Onelli, como si no se vieran las casitas que ocupan menos de tres manzanas, como si fuera necesario invitar el paso a aquel pueblo que no tiene fecha de aniversario.

Los recibió la helada, y el pueblo que supo crecer a orillas de la ruta estaba blanco por la escarcha matinal. La escuela albergue sirvió de consultorio improvisado, y allí, este grupo de once personas que viajó a dar una mano sin esperar nada a cambio, instaló todo para recibir a la gente que seguramente escuchó el aviso social el día antes, anoticiando de que iban a haber oftalmólogos de Bariloche.

En Clemente Onelli viven 37 familias, alrededor de 130 personas. A la escuela llegaron cerca de 90 para atenderse, aunque algunos vinieron de parajes cercanos, como Anecón Grande, Comallo y Cañadón Chileno. Los rostros que se vieron fueron de los más variados: paisanos de campo que llegaron a caballo, otros jóvenes, mujeres, adultos mayores y los infaltables niños que veían su escuela como revolucionada por este grupo de gente que llegó temprano.

Además de las consultas, fueron entregados 50 pares de anteojos. (Foto: Claudia Olate)

Las historias se repiten en las 90 consultas: gente que necesita anteojos, personas con problemas específicos, niños con dificultades para leer, pero al fin y al cabo, todo se resume en la dificultad de acceder a una consulta oftalmológica cuando se vive alejado de la ciudad.

En el paraje hay un centro de primeros auxilios donde trabajan dos agentes sanitarios, Omar y Sandra. Ellos atienden las emergencias que puedan presentarse, pero los pacientes que deban ver a un médico tienen que viajar a Jacobacci o a Bariloche.

Los niños que asisten a la escuela primaria también fueron pacientes. (Foto: Claudia Olate)

La atención, perfectamente organizada por etapas, culminaba con la elección de los anteojos que son brindados sin costo alguno gracias a los ópticos que viajan también a colaborar con este fin solidario. En total se entregaron unos 50 pares de lentes, aunque la mitad será graduada en Bariloche y luego enviada nuevamente hasta Clemente Onelli.

En cada viaje realizado los oculistas detectan casos que requieren estudios de mayor complejidad o intervenciones quirúrgicas que son realizadas en Bariloche. A pesar de sus 12 años recorriendo caminos inhóspitos y olvidados, los oftalmólogos no dejan de sorprenderse cuando los casos más leves terminan por dejar ciega a una persona, algo que se podría detectar en una simple consulta, pero que viviendo en ciertos parajes, es un lujo al que no tienen acceso.

Concurrió gente de distintos parajes aledaños. (Foto: Claudia Olate)

Natalia, Romina, Ariel, Matías, Javier, Santiago, Juan Pablo, Jorge, Fabiana y Sebastián se reparten los quehaceres y las consultas se resuelven rápido. En el medio, siempre hay lugar para una charla, para conocer otras realidades, para saber más de la vida de las personas que se muestran dispuestas a contar lo que atraviesan a tan pocos kilómetros del pueblo, pero tan distinto a lo que se ve acá.

Entre mate y mate pasa la mañana, pasan los pacientes, pasa el frío. Afuera el cordero que los pobladores preparan para agasajar a los médicos ya comienza a largar aroma y adentro, en la cocina de la escuela ya se ven aparecer las primeras tortas fritas. La gente se ríe, agradece, abraza. Los ojos vuelven a ver con claridad, los anteojos son mejores, las dudas fueron despejadas y eso se agradece con respeto y cariño que la gente de campo sabe dar. (ANB)

El cordillerano – 5 de junio de 2017

El diario El Cordillerano dedicó la tapa de su edición del día 5 de junio de 2017 a difundir nuestro viaje a Clemente Onelli. Agradecemos enormemente el reconocimiento que es una de las grandes satisfacciones que nos da esta tarea, pero nos alegra más el saber que la difusión va a generar conciencia y a movilizar a mucha gente.

La escuela fue consultorio por un día

Oftalmólogos de Bariloche se trasladaron ayer hasta Clemente Onelli para atender en forma gratuita a pobladores. Controlaron a un centenar de personas y entregaron anteojos, en el marco de una caravana solidaria que realizan periódicamente.

LORENA RONCAROLO . 03 JUN 2017  .  DeBariloche.com.ar

Más de 100 pobladores de Clemente Onelli fueron atendidos por cinco oftalmólogos de Bariloche que recorrieron 150 kilómetros para revisar a la gente de ese paraje y la zona aledaña durante todo el día de ayer.

Dos ópticos y cinco colaboradores se sumaron a la caravana solidaria que estos médicos realizan desde hace años de manera silenciosa.

En este caso, la visita se extendió por más de 7 horas en la escuela hogar 104 de Clemente Onelli, un pueblo de 140 habitantes. Pobladores de los parajes Cañadón Chileno, Comallo y Anecón Grande también aprovecharon la presencia de los profesionales.

“El objetivo es hacer atención oftalmológica completa. Por eso, trajimos equipamiento. Hay gente que ha pasado por algún tipo de control pero muchos otros que jamás visitaron un oftalmólogo. La gente no se cansa de agradecernos que estemos acá”, sintetizó el impulsor de la agrupación Cien Caminos, Santiago González Virgili.

El médico se mostró sorprendido al atender a una mujer de 90 años que perdió la visión por completo a causa del glaucoma. “Es una causa de ceguera totalmente evitable con gotitas o láser. Si lo hubiéramos detectado a tiempo, quizás no hubiera llegado a eso. También hay muchísima gente con su visión limitada a causa de cataratas, cuando en estos casos la operación dura 15 minutos. Y niños y jóvenes con astigmatismo que se asombran de lo que pueden ver al ponerse los anteojos”.

El viaje traspasó los diagnósticos de cataratas, miopías, glaucomas o presión ocular porque los profesionales de Bariloche también regalaron alrededor de 60 de anteojos de sol y recetados. “¿Qué armazón querés?”, preguntaban los ópticos a los más chicos que elegían fascinados.

González Virgili detalló que se trata de anteojos reciclados: “Son donaciones de nuestros pacientes. Siempre les decimos que sus anteojos viejos puede ser de utilidad para alguien más. Una mujer, por ejemplo, al cerrar su óptica, nos donó una gran cantidad. En los casos en que no podemos entregar los anteojos en el momento, nos llevamos las recetas para armarlos en Bariloche y se los mandamos la próxima semana”.

En los casos de pacientes que requieren de alguna cirugía en Bariloche, los profesionales también tomaron nota para facilitarles la atención en sólo un viaje a la ciudad.

Este tipo de visitas médicas arrancaron en el 2005, junto al Club de Leones y a partir de ahí, se logró mantener una cierta regularidad. Hubo años en los que se logró concretar hasta cinco viajes y otros, sólo con dos visitas. Pero nunca se suspendió la atención y dos años atrás, los oftalmólogos y ópticos conformaron la agrupación Cien Caminos.

“Hacía años que no visitábamos Onelli porque como el tren sanitario solía venir a esta zona, optábamos por ir a Pilquiniyeu del Limay, Corralito o Ñorquinco. Pero hace años que el tren ya no viene. Hay mucha población rural con muchas necesidades”, recalcó González Virgili.

María Luisa Burgos, directora Escuela Hogar 104 de Clemente Onelli a la que asisten 29 alumnos de 4 a 13 años, destacó la emoción por parte de la gente: “Estas visitas son muy importantes porque aquí no tenemos acceso. De Onelli a Bariloche que es el centro más cercano hay más de 150 kilómetros. Al Valle, son más de 400 kilómetros. Y no todos tienen movilidad. La gente viaja una vez pero después es difícil que vuelvan para los controles”.

Hace 12 años médicos viajan a la Línea Sur para solucionar graves problemas de visión

Por Daniel Pardo
dpardo@elcordillerano.com.ar

Una niña de 12 años giró su cabeza, miró fijo al médico, y lo volvió a interrogar, “¿seguro puedo elegir cualquiera? “Sí, seguro”, repitió. Antes de volver corriendo contenta al aula de la escuela hogar 104 de Clemente Onelli, eligió sus anteojos, aunque no fue un trámite sencillo. Le llevó algunos minutos decidirse por los marcos violetas.

En 2005, un grupo de médicos oftalmólogos, liderados por el doctor Santiago González Virgili, comenzó a realizar viajes a la Línea Sur, a distintos parajes para ejercitar la vocación de servicio y acercar soluciones a serios problemas de visión de grandes y chicos.

“Encontramos de todo”, resumió González Virgili quién reflexionó que médicamente se encuentran con situaciones difíciles de comprender. “Nos encontramos con gente ciega por cataratas o por glaucomas. Gente con miopía muy avanzada y no usaban anteojos”, describió y agregó que son problemas de visión que se pueden solucionar con cirugías que demandan 15 minutos, o anteojos que tienen un costo de 300 pesos.