Cien caminos

Creemos en la amistad como marco y en la solidaridad como camino. Solidaridad con otras personas y con el planeta. Nuestras herramientas son la oftalmología, la ecología, la biotecnología, pero nuestro insumo principal es la alegría. Vivimos nuestros proyectos desde la emoción y el aprendizaje, buscando enriquecernos en experiencias y en conocimiento mientras ponemos nuestro saber y dedicación al servicio del noble fin de ayudar.

El vasco Aurelio Sarries presenta su libro

Hemos tenido el gusto y el honor de conocer al “Vasco” Aurelio Sarries. Escritor autodidacta de la estepa. Natural de Maquinchao sus trovas nos sumergen en la vida y el sentir del hombre de campo y su circunstancia. Un hombre notable y querible descubierto en el camino.

Por los parajes durante 12 años

En el año 2005 comenzamos nuestros viajes a la denominada Línea Sur de la provincia de Rio Negro. Partimos, oftalmoscopio en mano, motivados por algunos pacientes vistos en nuestro consultorio en Bariloche con trastornos visuales graves que no lo hubieran sido si se hubieran diagnosticado y tratado a tiempo, sumado al deseo de aventura y de descubrir esa estepa  tan cercana y desconocida a vez.

En nuestros viajes hemos visitado muchos parajes desde Ingeniero Jacobacci a la cordillera, muchos de ellos varias a veces a través del tiempo. Hemos visto paisajes de una belleza enigmática, solitaria, hemos recorrido rutas polvorientas hasta un horizonte de atardeceres lentos. Conocimos gente sencilla de campo dueños de esa tranquilidad resignada, chicos de mofletes enrojecidos por el clima, algún vivillo que se aprovecha y algunos héroes desconocidos que sostienen la subsistencia de esa trama rústica y vulnerable al mismo tiempo.

En la realidad de los parajes el progreso y la historia han tenido un impacto dispar. Dentro de los hitos negativos la desaparición del legendario ferrocarril  “La Trochita” fue un golpe durísimo para los parajes del sur como Rio Chico o Mamuel Choique, asimismo la intermitencia del Tren Patagónico afecto los poblados del norte de la estepa, la erupción del volcán Puyehue y la sequía aniquilaron cabras y ovejas dejando a cientos sin trabajo ni sustento, literalmente tapados por una capa de fina ceniza. A través de los años vimos pueblos que se contraen , se achican, las matriculas en las escuelas disminuyen, los chicos de más de 13 años deben emigrar a escuelas secundarias lejanas y los adultos no encuentran trabajo, los pueblos tienen mayormente niños, ancianos y trabajadores del estado: agente sanitario, maestros, policía, no mucho más, pueblos dignos con destino de olvido donde un comisionado regala parcelas a quien quiera lo quiera habitar… pero parece que mucha gente prefiere vivir en el hacinamiento frenético y violento de los barrios bajos de las grandes ciudades.

Dentro de los acontecimientos positivos podemos destacar que las escuelas rurales hicieron que la alfabetización subiera al 100%  en las últimas décadas, siendo los maestros rurales nuestros héroes silenciosos. La energía eólica, las netbooks e internet satelital son grandes avances aunque esta ultima un poco corrió a estos chicos también del potrero a las pantallas. Por ultimo quizás el asfalto de la ruta 23 sea un cambio de paradigma para una parte de este territorio. Ojala.

Desde nuestra especialidad la oftalmología la realidad no deja de sorprendernos en cada campaña: adultos con problemas refractivos que nunca usaron un anteojo, niños que nunca habían sido revisados, ancianos ciegos por causas evitables y soluciones baratas, cataratas, glaucoma. Las razones de este déficit son siempre las mismas: la distancia en una geografía inclemente, la falta de medios económicos, la dificultad para conseguir turnos en las ciudades más próximas, cuestiones culturales y ancestrales que sorprendentemente todavía se interponen y la fría distancia del estado.  En nuestras bases de datos descubrimos que menos del 10% de la gente tiene obra social, que de los mayores de 65 años solo el 60% sabe leer y escribir, que el 40% de los niños viven en las Escuelas hogar lejos de los padres toda la semana. Los medios de subsistencia lejos de mejorar se empequeñecen.

Pero no todo es sombrío para la salud: agentes sanitarios y médicos rurales realizan una tarea admirable atendiendo lo más básico e imperioso pero la oftalmología es muy específica y requiere tecnología. El tren sanitario ha cumplido una importante función en el centro de la provincia pero solo en sus estaciones lejos de los parajes, los tráileres sanitarios también ayudan pero nuevamente concentraron su actividad en la  zona central.

Los tratamientos oftalmológicos se encuadran en tres grandes grupos: anteojos, cirugías y gotas oftálmicas. Nosotros creemos que la mejor manera de aportar una solución hasta el día que esta zona postergada progrese es ir a los parajes, llegar hasta donde los más necesitados viven. Llevamos todo el instrumental necesario para una consulta completa idéntica a la de cualquier consultorio de ciudad, regalamos los anteojos y programamos cirugías gratuitas en Bariloche siempre coordinando con el agente sanitario o el médico rural y nos ha ido muy bien, creo que generamos un impacto positivo. También, pensamos el futuro incorporando telemedicina y consultorios móviles para llegar a más personas de una mejor manera.

Mucho aprendimos de estas personas, mucho disfrutamos nuestros viajes, dimos y recibimos mucho más.  Y quizás con la ayuda de la tecnología, del trabajo colaborativo, de un estado eficiente, de proyectos económicos sustentables, generando una red de instituciones y voluntades se pueda recuperar y hacer florecer estos parajes olvidados cuya resiliencia merece admiración y ayuda.

Pilquiniyeu del Limay

Abril 2015 . Pilquiniyeu del Limay . Provincia de Río Negro

Lugar de atención: Escuela Hogar 120

Equipo: 1 oftalmopediatra, 2 oftalmologos, un médico clínico, un técnico óptico, 2 odontólogos, 7 colaboradores.

En coordinación con el Club de Leones Bariloche y Hospital Zonal Bariloche.

58 personas atendidas (27 niños)

27 anteojos entregados

Se donaron ropa y juguetes

Un rico asado y la calidez del lonco y su comunidad. Perdimos el picadito contra los chicos de la escuela.

Recorriendo caminos solidarios por la Línea Sur: Clemente Onelli

ANB Bariloche . 4 de junio de 2017

Un grupo de oftalmólogos recorre parajes para ayudar a la población de un sector rionegrino que muchas veces, padece el olvido. ANB estuvo presente en el último de los viajes realizados.

Por Claudia Olate

La ruta 23 se abre camino cuando todavía es de noche. Hace frío y en la estepa, esto se recrudece. Clemente Onelli es el destino, uno de los Cien caminos que un viernes de junio, un grupo de oftalmólogos se decidió a recorrer para llevar ayuda a algunos rincones que padecen el olvido como al frío mismo.

Está a solo 150 kilómetros de Bariloche, pero recién se hizo famoso cuando la empresa Telefónica decidió hacer una publicidad en el paraje. Además en el invierno de 2000 se registró la temperatura más baja del país y con 22 grados bajo cero, los habitantes del pueblo pasaron a ser noticia nacional.

Pero además de estos hechos, Clemente Onelli suele pasar desapercibido. La población cada vez merma más, y esto se debe fundamentalmente a que la fuente laboral no crece, ni se multiplica sino, todo lo contrario.

La escuela sirvió de consultorio improvisado. (Foto: Claudia Olate)

Allá llegaron los integrantes de Cien Caminos, una iniciativa solidaria que nació hace 12 años, cuando el oftalmólogo Santiago González Virgili decidió salir a atender a la gente que quizás no podía llegar a la ciudad a realizar una consulta médica.

“El momento en que le sacás la venda a alguien a quien operaste y vuelve a ver después de mucho tiempo, es increíble, impagable”, sintetiza mientras conduce con un rumbo fijo y de fondo el cielo comienza a aclarar, dándole un aspecto todavía más “poético” a la iniciativa.

“Este debe ser uno de los viajes más organizados”, dice Javier sin dudar mientras mira a través de la ventanilla y piensa en cómo se verá el paisaje cuando el asfalto esté terminado, si esto traerá más trabajo y vida a la zona o si por el contrario, colaborará con el éxodo rural que se vive desde hace unos años.

Alrededor de 90 personas fueron atendidas por los oftalmólogos. (Foto: Claudia Olate)

Un cartel en la entrada del pueblo avisa que allí está Clemente Onelli, como si no se vieran las casitas que ocupan menos de tres manzanas, como si fuera necesario invitar el paso a aquel pueblo que no tiene fecha de aniversario.

Los recibió la helada, y el pueblo que supo crecer a orillas de la ruta estaba blanco por la escarcha matinal. La escuela albergue sirvió de consultorio improvisado, y allí, este grupo de once personas que viajó a dar una mano sin esperar nada a cambio, instaló todo para recibir a la gente que seguramente escuchó el aviso social el día antes, anoticiando de que iban a haber oftalmólogos de Bariloche.

En Clemente Onelli viven 37 familias, alrededor de 130 personas. A la escuela llegaron cerca de 90 para atenderse, aunque algunos vinieron de parajes cercanos, como Anecón Grande, Comallo y Cañadón Chileno. Los rostros que se vieron fueron de los más variados: paisanos de campo que llegaron a caballo, otros jóvenes, mujeres, adultos mayores y los infaltables niños que veían su escuela como revolucionada por este grupo de gente que llegó temprano.

Además de las consultas, fueron entregados 50 pares de anteojos. (Foto: Claudia Olate)

Las historias se repiten en las 90 consultas: gente que necesita anteojos, personas con problemas específicos, niños con dificultades para leer, pero al fin y al cabo, todo se resume en la dificultad de acceder a una consulta oftalmológica cuando se vive alejado de la ciudad.

En el paraje hay un centro de primeros auxilios donde trabajan dos agentes sanitarios, Omar y Sandra. Ellos atienden las emergencias que puedan presentarse, pero los pacientes que deban ver a un médico tienen que viajar a Jacobacci o a Bariloche.

Los niños que asisten a la escuela primaria también fueron pacientes. (Foto: Claudia Olate)

La atención, perfectamente organizada por etapas, culminaba con la elección de los anteojos que son brindados sin costo alguno gracias a los ópticos que viajan también a colaborar con este fin solidario. En total se entregaron unos 50 pares de lentes, aunque la mitad será graduada en Bariloche y luego enviada nuevamente hasta Clemente Onelli.

En cada viaje realizado los oculistas detectan casos que requieren estudios de mayor complejidad o intervenciones quirúrgicas que son realizadas en Bariloche. A pesar de sus 12 años recorriendo caminos inhóspitos y olvidados, los oftalmólogos no dejan de sorprenderse cuando los casos más leves terminan por dejar ciega a una persona, algo que se podría detectar en una simple consulta, pero que viviendo en ciertos parajes, es un lujo al que no tienen acceso.

Concurrió gente de distintos parajes aledaños. (Foto: Claudia Olate)

Natalia, Romina, Ariel, Matías, Javier, Santiago, Juan Pablo, Jorge, Fabiana y Sebastián se reparten los quehaceres y las consultas se resuelven rápido. En el medio, siempre hay lugar para una charla, para conocer otras realidades, para saber más de la vida de las personas que se muestran dispuestas a contar lo que atraviesan a tan pocos kilómetros del pueblo, pero tan distinto a lo que se ve acá.

Entre mate y mate pasa la mañana, pasan los pacientes, pasa el frío. Afuera el cordero que los pobladores preparan para agasajar a los médicos ya comienza a largar aroma y adentro, en la cocina de la escuela ya se ven aparecer las primeras tortas fritas. La gente se ríe, agradece, abraza. Los ojos vuelven a ver con claridad, los anteojos son mejores, las dudas fueron despejadas y eso se agradece con respeto y cariño que la gente de campo sabe dar. (ANB)